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Martín Bucer, nacido en Sélestat, Francia, el 11 de noviembre de 1491, era miembro de la Orden Dominicana, pero, por influencia de Martín Lutero, abandonó el catolicismo en 1518. Estuvo activo en la región del Bajo Rin de Alsacia. En esta región, intentó reformar la iglesia de Wissembourg, pero se vio obligado a huir a Estrasburgo, donde ejerció gran parte de su ministerio. En ese momento trató de mediar en los debates entre Lutero y Ulrich Zwinglio sobre la doctrina de la Cena del Señor. Posteriormente, Bucer trabajó para llegar a un acuerdo entre los evangélicos sobre los artículos de fe más importantes, como en la Confesión Tetrapolitana y Concordia de Wittenberg, trabajando con Philipp Melanchthon en esta última. También tuvo una profunda influencia en Juan Calvino, especialmente en la doctrina del Espíritu Santo y en el trabajo pastoral. Martín Bucer creía que se podía convencer a los católicos del Sacro Imperio Romano Germánico para que se unieran a la Reforma. Por lo tanto, a través de una serie de conferencias organizadas por el emperador Carlos V, trató de unir a católicos y protestantes para crear una iglesia nacional alemana separada de Roma. Ese acuerdo no se alcanzó, con los acontecimientos políticos que condujeron a la Guerra de Schmalkalden y la retirada del protestantismo en el imperio. En 1548, Bucer fue persuadido, bajo coacción, a que firmara el Augsburg Interim, que imponía ciertas formas de culto católico. Sin embargo, siguió impulsando reformas en la ciudad de Estrasburgo hasta que aceptó el acuerdo y esto lo obligó a marcharse. En 1549 aceptó enseñar en la Universidad de Cambridge, Inglaterra, como profesor de teología, donde jugó un papel decisivo en la segunda revisión del Libro de oración común. Murió en Cambridge, Inglaterra, el 28 de febrero de 1551, a la edad de 59 años, tras haber influido fuertemente en las tradiciones luteranas, calvinistas, anglicanas y puritanas, siendo celebrado como uno de los pioneros del ecumenismo evangélico.